martes, 25 de diciembre de 2012

Besos falsos y te quieros de almohada.


 Evito decir aquello que me muero de ganas de gritar, lleno de rabia por dentro busco una sonrisa falsa que te impida ver la pena que llevo por dentro. Mi mente no deja de trabajar ni en sueños y, cuando parece que ya he alcanzado la paz...¡apareces!; apareces con besos falsos, te quieros de almohada y caricias que mi cuerpo nunca recordará.
 Es lo más cerca que estaré de ti y por ello muero de pena y odio. Dicen que los sueños se cumplen y más en estas fechas, lo siento no me lo creo, no creo si quiera que llegues a saber que una vez te escribí para decirte adiós antes de saludarte, dudo que tu corazón sea capaz de dejar su orgullo a un lado, dudo de todo, dudo de ti y lo más jodido es que empiezo a dudar de mí.
 Me levanto cada mañana persiguiendo tu sombra y nunca la alcanzo y, en las pocas ocasiones que he estado a punto de conseguirlo el sol se esconde entre las nubes y borra tu silueta de un plumazo...
 Ya no eres esa sonrisa que llevarme a la cama y mucho menos la letra de esa canción que me saca un suspiro eterno.
 Ahora eres llanto, dolor y odio a partes iguales. Por eso, agacho la cabeza, recojo mis cosas y sin despedirme de ti prometo no volver a mencionar tu nombre, desearte y mucho menos soñarte.
 Tenía miedo a un mundo sin ti y ahora tengo miedo de un mundo contigo. Mis ojos volverán a mirar al suelo para no tropezar de nuevo con las miradas mentirosas de los tuyos y no volver a soñar despiertos como mal acostumbran.

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