domingo, 30 de diciembre de 2012

Deshacer lo andado.

Termina el año y no se me ocurre otra cosa que deshacer lo andado, volver tras mis pasos y permitirme saborear cada uno de ellos como si no supiese el que vino después.
 Deshacer lo andado permite volver a encontrarte con esas personas que han pasado por tu vida: amigos, familiares, desconocidos, compañeros de camino...incluso aquellos que no pasaron porque evitaste que así fuese.
 Deshacer lo andado es recrearte en cada conversación y exprimirla para sacarle todo su jugo, es buscar entre lineas mensajes que en su momento pasaron desapercibidos y  no grabaste en tu memoria.
 Deshacer lo andado es ver como has sido capaz de superar limitaciones, como has alcanzado sueños y como has dejado escapar otros, porque para que engañarnos, al realizar este viaje de vuelta te das cuenta que en un momento en concreto optaste por un camino que posiblemente no sería el elegido en el día de hoy.
 Deshacer lo andado permite conocerte un poco más y afianzar tu pensamiento, pero también te permite expulsar todo aquello que duele, te da la posibilidad de perdonarte y perdonar.
 Deshacer lo andado es catalogar cada momento vivido,valorarlo y en algunos casos desear con todas tus fuerzas que no se olvide y, aunque esto ya sea casi un imposible, repetirlo.
 Deshacer camino es conocerte a ti mismo y permitirte tener un mal día, sabiendo que en un futuro lo recordarás y obtendrás una gran lección para completar tu vida.
 Deshacer lo andado  es sentarse en silencio y recordar a aquellos que no están, aquellos que te han dado un susto o simplemente han llamado tu atención de alguna manera.
 Deshacer lo andado es lanzar al aire todos los besos dados para que el viento los lleve de nuevo a sus labios de origen, es disfrutar de cada abrazo dado y sentir el calor de los que recibiste.
 Deshacer lo andado es gritar un nombre en voz baja, es cantar una canción que te hace sentir cerca de alguien o de algo; es contemplar una foto y viajar de nuevo a ese instante...
 Deshacer lo andado  es eso...aprender, crecer y sin darte cuenta caminar hacia el futuro.

martes, 25 de diciembre de 2012

Besos falsos y te quieros de almohada.


 Evito decir aquello que me muero de ganas de gritar, lleno de rabia por dentro busco una sonrisa falsa que te impida ver la pena que llevo por dentro. Mi mente no deja de trabajar ni en sueños y, cuando parece que ya he alcanzado la paz...¡apareces!; apareces con besos falsos, te quieros de almohada y caricias que mi cuerpo nunca recordará.
 Es lo más cerca que estaré de ti y por ello muero de pena y odio. Dicen que los sueños se cumplen y más en estas fechas, lo siento no me lo creo, no creo si quiera que llegues a saber que una vez te escribí para decirte adiós antes de saludarte, dudo que tu corazón sea capaz de dejar su orgullo a un lado, dudo de todo, dudo de ti y lo más jodido es que empiezo a dudar de mí.
 Me levanto cada mañana persiguiendo tu sombra y nunca la alcanzo y, en las pocas ocasiones que he estado a punto de conseguirlo el sol se esconde entre las nubes y borra tu silueta de un plumazo...
 Ya no eres esa sonrisa que llevarme a la cama y mucho menos la letra de esa canción que me saca un suspiro eterno.
 Ahora eres llanto, dolor y odio a partes iguales. Por eso, agacho la cabeza, recojo mis cosas y sin despedirme de ti prometo no volver a mencionar tu nombre, desearte y mucho menos soñarte.
 Tenía miedo a un mundo sin ti y ahora tengo miedo de un mundo contigo. Mis ojos volverán a mirar al suelo para no tropezar de nuevo con las miradas mentirosas de los tuyos y no volver a soñar despiertos como mal acostumbran.

domingo, 2 de diciembre de 2012

Engañado por mis sentidos.



El día comienza a clarear, mis ojos todavía cerrados no lo perciben y dejan que sean mis oídos los primeros en despertarse al son de la melodía del despertador. Me siento pesado, perezoso y lento de reflejos. El tener que alejarme del suave tacto de las sábanas me violenta y  hace la situación más desagradable todavía.
Tras un rato de duda por fin decido dar el paso y poner los pies en el suelo, el primer contacto con el frio piso me crea incomodidad y, por un instante me invita a observar la cama de nuevo, esta vez con una añoranza que hace muy difícil no correr a su encuentro.
Me dirijo a la cocina con los ojos todavía medio entornados y, al segundo paso, mis gélidos pies sienten el contacto con una silla puesta en medio por arte de mágia durante la noche. Mi boca murmulla, mis ojos la observan y mis manos, acompañadas de un tacto rudo y torpe (característico de esos momentos del día) la apartan sin recrearse en el contacto con ella.
Por suerte, he llegado a la cocina, preparo la cafetera y me quedo observando para evitar que el café se recaliente, es un instante donde nada importa, consigo abstraerme y fijo mis sentidos en lo realmente importante, su aroma consigue llevarme a otra dimensión y en cuanto está listo lo vierto en una taza; no me gusta esperar que se enfríe y menos acompañarlo de azucar, su regusto amargo me encanta y me permite afrontar la realidad de otra manera. Puede resultar una tontería, pero pienso que si comienzo el día con un sabor amargo cualquier cosa que venga, por dura que sea, dejará en mi un sabor dulce.
Casi sin darme cuenta ha llegado el momento de la ducha, el frío que voy a pasar durante unos instantes se verá recompensado por la relajación que me transmite el agua caliente en contacto con mi cuerpo. De fondo esa canción que me recuerda a ti y todo lo que significas. Una nube de vapor  se apodera del cuarto de baño y esa neblina hace que aflore en mi un atisbo de melancólica ternura...De pronto el agua caliente deja de salir y el placer de una ducha perfecta se convierte en una broma macabra, vuelvo a violentarme y blasfemo por la mala suerte. Mi olfato detecta un extraño olor, siento que algo no marcha bien y tras unos segundos me doy cuenta que... Alguien ha hecho café y, ¡yo sigo en la cama!
Mis sentidos me engañaron, ahora todo serán prisas.