domingo, 11 de noviembre de 2012

Mi estrella de la suerte.

  Mi estrella brilla en el cielo con tanta fuerza que las nubes negras que lo presiden no pueden impedir que sus  destellos lleguen a ser contemplados por mis ojos. Destellos que ahora alumbran el suelo que piso y dejan ver las huellas provocadas por unos pies inquietos que caminan a tu encuentro.  Mis pies, ahora calados y fríos entienden ahora lo que siente un corazón gélido y empapado por desprecios y malas elecciones.
 Mi estrella me mira desde lejos, con la misma arrogancia que observan aquellos que saben que por muy mal que hagan las cosas no serán condenados. Lo asumo y llego a justificarla  sin razón, sin un motivo que pueda servir de atenuante cuando se acerque su juicio, porque tiene que estar segura que ese día llegará, y cuando llegue una parte de mi estará deseando que su condena sea el olvido, espero que el ostracismo al que me tiene condenado se convierta en la tortura que le espera día tras día...y lo que es peor deseo que sus sueños nunca puedan ser tan placidos como lo son los míos sabiendo que todas las estrellas dejan de irradiar luz algún día.
 Su suerte se acaba, llega a su fin y se sientes protegida por su  máximo explendor sin pararse a pensar que desde este momento de apogeo su vida se irá apagando día tras día y al final se convertirá en todo lo contrario. Dejará de ser anhelo, de ser un sueño, de ser luz, para convertirse en la máxima oscuridad.

 Y ese día, mi estrella sólo sera dudas, carencias y lágrimas al vacío mientras yo me enamoraré de otra que me regale la suerte que ella me negó todos estos años.

No hay comentarios:

Publicar un comentario