lunes, 19 de noviembre de 2012

Mirada alegre de ojos tristes.

 Deseos que se hacen más fuertes cada día, que desaparecen con el sol y vuelven fieles a su cita con la caída de la noche. Realidades pétreas que se encargan de dilapidarlos y me recuerdan que son solo eso, imposibles disfrazados de opciones únicamente alcanzables en mi mente...
 Besos lanzados al aire para que el viento los lleve a su destino, sentimientos mudos que se convierten en bellas palabras al contacto con tu cuerpo, promesas y más promesas que nunca serán cumplidas por no tener un destinatario claro.
  Desconocidos de toda la vida, extraños que intercambian conversaciones banales y sin sentido...silencios incómodos y manos en los bolsillos por miedo a que se lancen a un abrazo que más que acercar pueden llevar a levantar un muro entre ambos.
  Risas nerviosas esperando una llamada que nunca se producirá, voces enlatadas que ponen en espera mientras doy un paso atrás.
  Cambio de hábitos y costumbres por miedo a...¿por miedo a...?
  Mirada alegre de ojos tristes, máscara de carnaval en días de luto y penas funerarias... Fantasmas que suben por mi espalda y congelan el alma.
  Perdones que no llegan y que con el paso del tiempo no se esperan, pero que no pierden su necesidad por antiguos.
 Espejos que todavía son incapaces de reflejar lo realmente bello y se limitan a mostrar la cruel realidad externa.
 Palabras que para ti no significan nada...

domingo, 11 de noviembre de 2012

Mi estrella de la suerte.

  Mi estrella brilla en el cielo con tanta fuerza que las nubes negras que lo presiden no pueden impedir que sus  destellos lleguen a ser contemplados por mis ojos. Destellos que ahora alumbran el suelo que piso y dejan ver las huellas provocadas por unos pies inquietos que caminan a tu encuentro.  Mis pies, ahora calados y fríos entienden ahora lo que siente un corazón gélido y empapado por desprecios y malas elecciones.
 Mi estrella me mira desde lejos, con la misma arrogancia que observan aquellos que saben que por muy mal que hagan las cosas no serán condenados. Lo asumo y llego a justificarla  sin razón, sin un motivo que pueda servir de atenuante cuando se acerque su juicio, porque tiene que estar segura que ese día llegará, y cuando llegue una parte de mi estará deseando que su condena sea el olvido, espero que el ostracismo al que me tiene condenado se convierta en la tortura que le espera día tras día...y lo que es peor deseo que sus sueños nunca puedan ser tan placidos como lo son los míos sabiendo que todas las estrellas dejan de irradiar luz algún día.
 Su suerte se acaba, llega a su fin y se sientes protegida por su  máximo explendor sin pararse a pensar que desde este momento de apogeo su vida se irá apagando día tras día y al final se convertirá en todo lo contrario. Dejará de ser anhelo, de ser un sueño, de ser luz, para convertirse en la máxima oscuridad.

 Y ese día, mi estrella sólo sera dudas, carencias y lágrimas al vacío mientras yo me enamoraré de otra que me regale la suerte que ella me negó todos estos años.

jueves, 8 de noviembre de 2012

Locuras.









   Hoy era uno de esos días en los que quería aferrarse con uñas y dientes a su locura pero las noticias que llegaban del mundo en que vivía no hacían más que arrastrarlo de su idílico retiro y meterlo de lleno en el fango de la realidad.
   Sus sentidos luchaban por no recopilar tanto dolor y sufrimiento pero por más que lo intentaban cada noticia era absorbida rápidamente por ellos y a la vez se borraba la sonrisa ingenua que presidía su rostro jornada tras jornada.
  Él sabía que todo esto no podía durar para siempre, pero el mero hecho de pasar un día así, ya era demasiado para su corazón delicado. Siempre había buscado reflejar su alegría en los demás, sin importarle si quiera si eran conocidos o no. Su locura le hacía pensar que todo el mundo se merecía ser feliz y que él iba a luchar con todos los medios a su alcance para que así fuese. Su alma soñadora le invitaba a seguir su camino, le incitaba a repartir sonrisas allá donde fuesen necesarias e intentar hacer de este mundo un lugar mejor.
  Sus ojos azules, adornados con el brillo cristalino de la lágrima que está a punto de nacer hacían  de su rostro un derrotado más que poco a poco se dejaba convencer de que la solución no estaba en su mano.
 Sus pasos le llevaban a seguir a las masas, su cabeza adoptó la postura cabizbaja de los que le rodeaban, hasta que el destino quiso que pasara delante de un gran espejo, ante su reflejo su boca dibujó de manera instintiva una gran sonrisa y, justo en ese preciso momento se dio cuenta que a lo mejor la solución no iba a ser fácil, pero que mientras mantuviera la sonrisa todo sería más llevadero y comenzó a reir como un loco, un bendito loco.