lunes, 11 de noviembre de 2013

Canas a contraluz.

  Peinaba canas a contraluz, intentando esconder bajo la tenue luz, el paso del tiempo que de manera implacable se apoderaba de su vida. Pensaba que en penumbra sus mentiras parecían menos mentiras e incluso su corazón le perdonaba el ostracismo al que lo había sometido desde tiempos lejanos.Sus arrugas en la cara eran la prueba fehaciente del  sufrimiento,dejadez y desdén al que había sometido todo su ser. Sus ojos verdes hasta la treintena se habían convertido en una mirada gris de desánimo.Ese reflejo exterior era una mínima muestra de todo lo negativo que su alma escondía, de todos los fantasmas que le atemorizaban y de todas las historias sin final feliz que habían llenado su vida.
   Nadie le acompañaba en estos momentos, le gustaba engañarse pensando que la soledad vivida era escogida libremente, y no fue hasta poco antes de su primer infarto cuando descubrió la mentira a la que había estado sometida.
  Está vez, su corazón se rompió y ya no tenía cerca a nadie a quien culpar culpar, todo lo que ahora estaba viviendo tenía su firma, lo planeó de una forma meticulosa aunque le costara reconocerla. Ella, y solo ella, fue la responsable de ahuyentar a todas las personas que se desvivían por ella.
   Día a día escribió su epitafio, tenía su carta de despedida preparada para aquellas personas que encontraran su cuerpo, aunque en esta ocasión tuvo suerte y la vida le quiso brindar una segunda oportunidad. ¿Una segunda oportunidad o una mala jugada del destino? No sabía que pensar, dudaba de todo, como de costumbre.
  Siempre le había costado reponerse a los desengaños, tanto los amorosos como los que la vida le iba regalando con el paso del tiempo y, ese era su mayor fallo, nunca vio esas vivencias como una oportunidad de cambio, como algo que le hiciese aprender y crecer como persona. Todo lo percibía como amenazas, como bromas macabras e incluso en algunas ocasiones, creía escuchar risas de fondo que se mofaban de su persona.
  Pensaba que el olvido era productivo y que le permitía reflexionar sobre sus actos  y consecuencias, pero era un espejismo...(cierto es que en ocasiones es necesario buscar este tipo de soledad para crecer pero no era su caso.)
  En esos instantes en que estuvo más cerca del cielo, del infierno o cualquiera que fuese su maldito destino, se percató que había llegado a ese punto a través de la falta de voluntad e ilusión convirtiéndose en la marioneta de sus miedos, en la victima represaliada de la dictadura de su orgullo...Ver pasar por su mente la imagen de su funeral en un día gris como todos los que había vivido hasta el momento le hizo ver la vida con otros ojos, los ojos verdes con los cuales había seducido al mundo en su juventud.

1 comentario:

  1. Que bonito raul, me he sentido un poco reflejada y se me ha hecho hasta un nudo, gracias por estas cosas tan bonitas que escribes, un saludo paisano.

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