jueves, 20 de septiembre de 2012

Último asalto.

Comienza el último asalto, en una esquina tú y en la otra el rival más duro al que te has enfrentado, tu propio reflejo.
 Lo miras desafiante, como si supieras que te puede mandar a la lona en cualquier instante, tienes la certeza que su próximo gancho de derecha puede ser el  definitivo. Tus piernas comienzan a temblar, intentas acompasar la respiración y deseas que llegue el momento en que tu contrincante baje la guardia.
 Tus piernas comienzan a recuperar su agilidad, tu mente se llena de preguntas simples pero sin respuesta aparente y comienza tu recital de golpes al aire. Intentas alejarte, darle la distancia suficiente para que no te pueda dañar aunque nunca lo consigues. Has olvidado que te estás enfrentando a ti mismo, que nadie te conoce mejor que tu reflejo y ante él no valen evasivas ni distracciones de cualquier tipo.
 Decides lanzar al aire todas esas preguntas esperando que al chocar contra el espejo vuelvan convertidas en respuestas pero lo único que descubres es un rostro lleno de ira, de rabia y de desilusión. Comienzas a pensar en que momento perdiste este combate y descubres que con tu inseguridad firmaste la derrota antes de subir al ring.
 Cansado de recibir golpes lanzas tu último puñetazo a la par que tu cuerpo se queda sin aliento...Tus preguntas siguen ahí pero ahora la respuesta es tu reflejo hecho añicos y miles de cristales impregnando tu cuerpo.

lunes, 10 de septiembre de 2012

Cine mudo







  Dejó de creer en cuentos de hadas hace mucho tiempo,tanto que en realidad no sabía si lo hizo alguna vez. Para él, la única verdad era que su vida era toda una mentira. Su falta de autoestima le impedía tener ese punto de seguridad en si mismo necesario para afrontar los retos que se proponía abocándolo, una vez tras otra a los brazos del fracaso.
  No le gustaba que ella lo mirase con ojos confiados, ni que esbozara una sonrisa al hacerlo.Sabía  de su naturaleza humana y, que como tal, tarde o temprano acabaría fallándole. Si algo le daba miedo en esta vida era sentir que era importante para alguien...Se sentía cómodo siendo un personaje secundario más de esta historia, rehusaba de papeles cargados de peso y grandes diálogos.
 No quería ser esa persona en la que ella encontrara cobijo y respuesta a todas sus dudas, no quería ser el típico galán pasado de vueltas de serial de Antena3...De solo pensar en ello sentía un tremendo temor que paralizaba todo su cuerpo y le impedía hacer lo único que siempre se le dio bien...huir sin dejar señales. Él sabía que era un cobarde pero no le importaba..."en esta vida siempre tienen que existir para que los valientes agranden su leyenda", se decía una y otra vez.
 No creía en escenas de películas a todo color llenas de risas, brindis, bailes y banda sonoras...Siempre fue más de filmes de cine mudo en los que el patoso de turno salía victorioso ante cualquier situación.
 Pero tras esta imagen labrada a base de años y tras capas de inseguridad latía un corazón que poco a poco y con la paciencia de un preso excavaba las paredes de granito que habían sido levantadas a conciencia a su alrededor, permitiendo con cada latido que unos pequeños rayos de luz se apoderaran de su gris exterior.
 Siempre había soñado con secarle las lágrimas y contarlas una a una para que no fuesen derramadas en el olvido...Pero nunca fue lo suficientemente valiente para hacérselo saber permitiendo que esas lágrimas se convirtieran en fango, perdiendo toda su esencia y su pureza.
 Nunca quiso mil besos vacíos y rutinarios, buscaba uno,solo uno...Pero con tanta pasión y sentimiento que le hiciese arder en deseos de ganarse el siguiente.
 No quería escuchar "te quiero" mil veces y que cada vez que lo hiciese perdiese valor por convertirse en una expresión monótona e infravalorada. Es más, no quería escucharla quería que se lo demostrase todos los días...
 Cuando terminó de contarme todo esto solo se me pasó por la cabeza una pregunta...¿Seguro que no crees en los cuentos de hadas?...
  (Hoy, ella es feliz en brazos de un valiente cabrón y tú solo un cobarde soñador...)